En las últimas semanas, una tendencia impulsada por la nueva versión de ChatGPT ha inundado las redes sociales: la transformación de fotografías personales en ilustraciones al estilo Ghibli.
Si bien estas imágenes provocan ternura y nostalgia, también plantean preocupaciones éticas, legales y ambientales.
“El impacto ambiental de la IA”
Un estudio reciente de la universidad de California, Riverside, indica que generar una sola imagen con IA puede consumir entre dos y cuatro litros de agua utilizados en el enfriamiento de servidores.
“Cada imagen viral podría equivaler al gasto de hasta ocho botellas de agua”. En un contexto de crisis climática y desigualdad en el acceso de recursos naturales, esta realidad no puede ser ignorada.